Realmente esto no lo considero un reto. Más bien es algo que tenía pendiente y que he decido hacer ahora para celebrar el tercer aniversario de Oye.
Para los que no la conozcáis, Oye es una gatita que entró en mi vida y se adueñó de todo. Nos conquistó con sus ojazos azules, aunque cuando llegó parecía una rata blanca. Apenas caminaba y teníamos que darle biberón cada pocas horas. Aunque mis padres le daban unas semanas de vida, aquí está, tres años después dando guerra y siendo el centro de nuestro mundo. Porque cuando tienes un animal en tu vida descubres un amor diferente, incondicional. Para nosotros es una más de la familia, un regalo maravilloso.
Así pues, el sábado nos fuimos a la protectora de animales Modepran a llevarles comida: sacos de pienso para perros y gatos, latas de paté para los más pequeños y toallas.
Elegí esta asociación porque considero que es de las más entregadas que hay en mi zona al cuidado de los animales que no tienen un hogar.
No hacen distinción entre sanos o enfermos. Sean cuales sean las condiciones en las que llegan, se hacen cargo de todos. Gatos, perros e incluso cerdos vietnamitas. Los acogen y cuidan hasta que una familia los adopta. Son voluntarios y profesionales con una clara vocación de ayudar a los animales que, sin ellos, probablemente acabarían muertos.
Podéis descubrir más sobre MODEPRAN en su página web y en las redes sociales, donde se publican eventos y llamamientos. Si no podéis adoptar, os animo a colaborar con ellos.
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