La noche del 12 al 13 de agosto fue la más indicada para ver las Perseidas, o lágrimas de San Lorenzo. Que tiene narices que un espectáculo tan bonito recuerde a la tortura que sufrió el santo a la parrilla...
Lo mejor es que no hace falta nada, solo un buen sitio para verlas y ponerse cómodos mirando al cielo. Recomiendan espacios abiertos con poca iluminación.

El año que viene intentaré repetir, y si es posible disfrutarlo desde algún pueblo perdido en la montaña con buena compañía.
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