Vale, es un reto muy extraño y lo reconozco. Pero quien me conozca sabrá que yo no tengo boca, tengo buzón (y también soy muy bocazas).
Siempre se me ha dado por poner a prueba mi bocasaurio. Como el día que competimos a ver a quién le cabían más cerezas; aun recuerdo la que se lió en el salón cuando tenía la boca llena y me puse a reír, pero gané.
Así que hoy, aprovechando la hora del desayuno, porque la comida no hay que desperdiciarla, llevé a cabo este pequeño gran reto y el resultado fue muy bueno. 5 galletas María y ni una rota! Creo que por una temporada ya puedo descansar...
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