sábado, 19 de julio de 2014

Trabajo basura: teleoperadora.

Hoy os presento un post muy diferente. Una experiencia personal que ha durado apenas 5 días, pero que daría para varias entradas. Intentaré resumirlo lo máximo posible.

Durante 5 tardes (y un cursillo exprés previo de 10h), he sido teleoperadora en un call center. Vamos, que he sido la hija de fruta que todos odian a la hora de la siesta. Pero así he podido ver la cara de las dos monedas:

Yo siempre me he considerado paciente y educada, pero en concreto hay algo que me saca de mis casillas. Y son los cansinos que te llaman a la hora de la comida, de la siesta, de la cena, cuando aún estás en la cama... solo para dar por saco amablemente ofrecerte algo que no te interesa ni lo más mínimo. Y es que no sabes bien por qué, pero acabas en una base de datos que los call center explotan hasta la saciedad. Y ya pueden llover sapos y lagartos que ahí siguen, si no son unos, serán otros. Hoy es para una línea de teléfono, mañana también, al otro igual cambia y es un dispensador de agua, puede que una nueva tarjeta, con suerte te interesa (lo dudo).

Pero... ¿qué pasa cuando a parte de ser el pringado al que molestan en casa, eres el hijo de fruta que hace las llamadas? Pues que por mucho que entiendas al que está en el sofá gritándote, no te quedan más narices que llamarlo mínimo 5 veces a diferentes horas para poder quitarlo de la base. Para macedonio yo, y para melocotones los míos.

Cuando llegas para trabajar en uno de estos "call center", dígase piso con 50 cubículos con sus respectivos ordenadores y teléfonos, lo primero que hacen es darte una formación exprés en la que la premisa básica es: vende, insiste, saca las uñas, pelea por la llamada, no te des por vencido y vuelve a marcar si es necesario.
 Claro, tu ahí piensas... qué fácil lo pintan (porque te sueltan eso de "si fulanita empaqueta 8 tarjetas, tú también puedes, porque querer es poder, y tú quieres", tooooma frase motivadora).

Total, que llegas ahí, con toda la buena persona que eres, te ponen unos cascos con micro y a la aventura. Y hay que tener en cuenta que no sólo tienes que soportar a gente harta por teléfono, también tienes que aguantar la presión y tonterías de los coordinadores. Que a veces no sabes si te intentan motivar o si su función es que te largues antes de acabar el turno. 

Al principio comprendes al cliente, intentas incluso ser amable, y si te dicen "no me interesa" pues los quitas de la base de datos. ERROR. Esto es un Gran Hermano, lo ven y lo saben TODO. Ya puede decirte el cliente que no mil veces, que hasta que no te cuelgan nanay. Pero es que si te cuelgan da igual, porque los tendrás que volver a llamar en unos días. Así hasta 5 veces, o hasta que te amenacen con denunciar al consumidor el número desde el que llamas. 

Eso sí, para que te quiten de la base de datos el truco es estar al loro y aguantar solo un minuto. Es decir, después de presentarse el teleoperador, se hace una criba inicial para ver si le interesa seguir comiéndote la cabeza, y es ahí donde está tu gran oportunidad para salir:
- Si dicen "estamos haciendo una campaña para trabajadores en activo y pensionistas..." perfecto, dices que estás en paro y que vives solo: ya estarías fuera. 
- Si dicen "estamos haciendo una campaña para gente entre 26 y 75 años..." pues no es tu caso, eres menor de 26 (para decir mayor de 75 debes tener la voz cascada, que te pillan la mentira y te siguen llamando para despistar).
- Pero sobre todo, si preguntan directamente por el titular de la línea, no decir que no está o que se ha ido, porque seguirán llamando hasta dar con él cual perro a por su presa. Aquí hay dos alternativas: decir que el titular falleció recientemente y que por favor lo quiten de la base de datos (el programa tiene la opción específica para quitarlo por ese motivo) o, una menos gore, que el piso es de alquiler a estudiantes y por lo tanto no se puede localizar al titular (esta mata de un plumazo también si les vale cualquiera que coja el teléfono, porque los estudiantes no van a abrirse tarjeta de crédito ni contratos).

Por supuesto, es tan raro que se realice una venta, que cada vez que hay alguna tocan una campana, un timbre, una bocina o lo que haga falta. Incluyendo hacerte salir a bailar al pasillo, solo para restregarles a los otros 49 compañeros que has hecho algo que ellos no. Y meter presión, porque aquí la rivalidad y el robo de llamadas buenas, vuela. Que hay en juego comisiones de hasta 100€ por venta, o una máquina de café valorada en 230€ para el que más venda, incluso vacaciones pagadas (todo un lujo)... 

Pero seamos realistas... el de mayor antigüedad tiene 3 semanas, los incentivos los cobras después de un mes, aunque hayas vendido el oro y el moro, si te despiden antes de entregar las nóminas, te quedas sin extras y cobras el sueldo base. Que viene siendo... 849€, menos seguridad social, menos retenciones, menos todo lo que te quieran quitar porque has hecho descansos de 21 minutos en vez de 20... cobras una mierda por aguantar a payasos y maleducados (y no hablo solo de los pobres clientes que sufren llamadas). Aquí entran las verduleras que te pinchan con un tridente para que presiones más al cliente, que te tocan una bocina en la cara para hacer la gracia, o que te dice eso de "lo tenías fácil, pero eres demasiado tonta, lo pillará una lista en unos días y se lo llevará". Pues mire señora, a mí solo puede insultarme mi madre, porque la quiero y si lo hace es porque me quiere (y porque suele tener razón, aunque no se la voy a dar).

Para opinar hay que conocer, y cuando estás en el mundo es cuando sabes qué se cuece. Pues ahora lo sé. Y también he descubierto qué NO quiero hacer en mi vida. Entraron 10 conmigo, se quedó una, y la despidieron al lunes siguiente. Así es la vida de perra, que aún por encima de que no hay trabajo, los que puedes conseguir son humillantes hasta puntos insospechados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario