viernes, 5 de agosto de 2016

Sleepy Hollow

Estos días he aprovechado para ponerme al día con Sleepy Hollow, la serie basada en el cuento homónimo escrito por Washington Irving a principios del siglo XIX pero ambientada en la época actual.

De momento son tres temporadas y han renovado para hacer una cuarta. Si lo alargan mucho más acabará siendo una de esas series que dejas de ver por aburrimiento. Es más, en ocasiones pienso que ya la tercera sobra. No se pueden dar tantas vueltas a lo mismo y siempre acabando de la misma forma para dejarlo en el punto interesante.

Lo curiosa de la serie no es solo que en cada capítulo hay que derrotar a un demonio o fuerza sobrenatural del mal, sino que lo mejor es la procedencia del protagonista. Ichabod Crane es un combatiente de la Guerra de la Independencia de Estados Unidos que muere en 1781 y resucita en el Sleepy Hollow de hoy en día. Pero su personalidad y forma de vestir no cambian en ningún momento, sigue comportándose tal y como era (lo bueno es que solo lo tachan de friki).
La teniente Abbie Mills será quien acompañe a Ichabod en las aventuras contra el mal. Primero un jinete sin cabeza que aterroriza la ciudad (la primera temporada es la que se puede decir que se parece más a la historia original). Más adelante tendrán que enfrentarse a los Jinetes del Apocalipsis, e incluso a la mismísima Pandora y su caja de maldades.
Ichabod es una pieza fundamental, ya que en su época ayudó a los Padres Fundadores a combatir situaciones similares, además de que tiene una memoria prodigiosa que les ayuda a dar siempre con la solución adecuada.

En todas las temporadas hay una historia continua a lo largo de los capítulos, a la vez que van apareciendo nuevas criaturas. Algunos sustos, pero no se puede considerar una serie de miedo. También tiene sus momentos divertidos. Un poco de todo, pero sobre todo hay que echarle imaginación a la vez que se conoce la historia de una forma diferente. 

Incluso en un par de capítulos se unen al equipo de Bones para esclarecer un asesinato. Es curioso ver como la doctora Brennan, con su racionalidad, lidia con Ichabod y lo sobrenatural.

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