lunes, 7 de marzo de 2016

Rest. Molino Bajo, Monreal del Campo (Teruel)


























Hoy nos vamos un poco más lejos, a un hotelito rural situado en Monreal del Campo (Teruel). Un antiguo molino reformado que se ha convertido en un lugar con mucho encanto. El Molino Bajo tiene pocas habitaciones y un comedor pequeño, pero es perfecto para alejarse y desconectar.

Aunque al entrar todo parece perfecto y el ambiente maravilloso, tiene varias pegas. Las plantas están casi todas secas y muertas, y el mobiliario de la parte de cafetería y restaurante no casan con la temática rural. las habitaciones no puedo opinar porque no las he visto. Eso sí, está limpio, recogido y, en nuestro caso, la atención fue muy personalizada (estábamos completamente solos). Es todo muy casero, no hay uniformes y solo están la pareja propietaria. 
El restaurante tranquilo y espacioso, con música de fondo y se está muy bien siempre que no se dejen la puerta que conecta con el bar abierta. Los centros de mesa me parecieron curiosos, hechos con botellas de vidrio y decoradas con espigas segas. Las vistas que teníamos eran campos, nada de asfalto.

En cuanto a comer. Está la opción de carta (elaborada, variada y bien de precio) o el menú del día, que no está escrito en ningún lado, sino que te lo dicen, y eso para nosotros pierde muchos puntos. Además no daban muchas opciones: 3 primeros y 3 segundos.


Nos decantamos por el menú del día:
- De primero berenjenas rellenas. Con exceso de bechamel, pequeña pero caliente, rica y recién hecha.
- De segundo: rollito de lubina con espinacas y queso (el pescado estaba seco, la presentación muy mona y las espinacas muy ricas). Pechuga de pollo con salsa de miel y mostaza (la salsa muy buena y era insuficiente, algunos trozos de pollo un poco secos y había demasiada cebolla).
- El menú es postre o café, no entran las dos cosas. Escogimos unas natillas (con demasiada canela, faltaba la galleta y muy poca cantidad) y una tarta de chocolate tipo mouse (suave, rica pero porción justita).
- Café e infusión, me gustó porque no era de bolsita.
- Las bebidas eran grandes (ojo, los refrescos no entran en el menú) y una cestita de pan con 5 trocitos.

No salimos con hambre, pero podríamos haber comido más. Las cantidades eran algo escasas.
En cuanto al precio: 11.50€ el menú (a parte pagamos el café, el té y el refresco). En total para dos nos salió por 27€. Caro para lo que comimos.





Establecimiento: 3/5
Servicio: 3/5
Comida: 3/5
Precio: 3/5
Valoración global: volvería a tomar algo o merendar para estar en el saloncito tan cuco que tienen, pero no para comer en el restaurante.

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