jueves, 20 de abril de 2017

La cúpula de Stephen King

Estos últimos días he retomado una serie que veía antes en Antena3, y que consideraba bastante mala. Mi opinión no es que haya mejorado mucho, pero por lo menos me está entreteniendo.

La cúpula (Under the Dome) es una serie de ficción basada en la novela escrita por Stephen King en 2009. Fue cancelada con tres temporadas, por lo que ya se considera acabada, y sus capítulos suelen ser de unos 45 minutos.
La verdad es que la primera temporada es la mejor, después las fantasías se les van de las manos (la tercera ya es fuera de serie). Todo empieza cuando una gigantesca cúpula aísla el pueblecito de Chester's Mill, atrapando en su interior a todos los habitantes y sus secretos. No se puede entrar ni salir. Y cuando una sociedad se queda incomunicada, es cuando empiezan los problemas. La Cúpula pone a prueba los límites de los habitantes, enfrentándolos, obligándolos a lidiar consigo mismos. Sale a la luz el dolor, la ira, el miedo, la vergüenza, el amor...

Esta cúpula tiene vida propia, se comunica con los elegidos y dentro de ella no dejan de suceder extraños fenómenos. Lo único que está claro es que los elegidos deben proteger un huevo que parece ser la fuente de energía de la cúpula.

Al que primero conocemos es a Dale Barbie, que la caída de la cúpula le pilla enterrando a un cadáver. Curiosamente al que entierra es al marido de Julia Shumway, una periodista que acabará enamorada de Barbie. 
Y en cuanto a los elegidos... cuatro adolescentes que son para darles de comer a parte. Joe McAlister, un cerebrito de la ingeniería; su hermana Angie McAlister, que es camarera en el bar del pueblo; un tarado mental como Junior Rennier; y por último Norrie, una joven problemática para la que el mundo está en su contra.
Durante la tercera temporada además aparece la actriz Marg Helgenberger, muy conocida por CSI Las Vegas, y que aquí será una psicóloga con mucho que esconder.

Los capítulos se pasan rápido, es todo tan extraño que si uno se despista un poco, ya no se sabe a qué viene lo que sucede. Lo más curioso es que, da igual que estén en mitad del bosque, sin móviles o incomunicados, que siempre acaban encontrándose.

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