Y llegó el momento de mi suicidio capilar. Lo que en principio iba a ser un mechón, se ha convertido en algo más allá... menos disimulable, por decirlo de alguna forma.
Me he permitido la licencia de cambiar un poco el reto, aunque se mantiene la esencia. En vez de un mechón de pelo, me he teñido las puntas (unos 5 centímetros) de color naranja. El rosa, azul y verde estaban muy vistos.
Lo que empezó como "rojo infierno" acabó siendo un "atardecer en Acapulco" porque, según mi queridísimo, "tubería oxidada" sonaba muy mal... ¡Pero me encanta!
Hacía años que no le daba un buen cambio a mi pelo y estoy muy contenta. Necesitaba este empujón y, sobre todo, que mi madre viniera conmigo y me apoyara (pensaba que me prohibiría entrar en casa con estas pintas xD). Elegir a Ricardo, del Marco Aldany de Nuevo Centro, fue todo un acierto, como siempre ;)
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